La tarta se puede hacer de bizcocho o de obleas con nutella. Hay que calentar la crema de chocolate para poder extenderla bien sin que se nos rompan las obleas. Una vez hecha se deja en el frigorífico para que podamos cortarla más pequeña y así de la sensación de que la torre es más alta.
La base será verde para que dé la sensación de hierba. Si se compra el fondant del color necesario no hace falta poner colorante alimentario en gel. Para el verde ponemos amarillo y azul.
No hace falta que mezcléis hasta obtener el color homogéneo, ya que con vetas puede dar mayor sensación de hierba.
Se extiende con el rodillo en una superficie de plástico con Maizena espolvoreada. Se coloca sobre el rodillo para trasladarla a la bandeja o base de la tarta y se pega a ella humedeciendo la superficie con agua.
Se baña toda la superficie de la tarta con Nutella para que se pegue el fondant.
Para conseguir el color de la torre se mezcla fondant marrón y blanco con colorante alimentario violeta.
Se protege el fondant con film para que no se seque siempre que no lo estemos manipulando.
Extendemos sobre un plástico espolvoreado de Maizena y lo llevamos sobre el rodillo a la tarta.
Dejarlo con grueso suficiente para luego hacer los dibujos de las piedras. Pegar a la superficie con la mano y cortar lo que sobra. Si quedan pliegues no importa, los utilizamos como textura para las piedras. Alisar con una paleta.
Dibujamos las piedras de la forma y tamaño que deseemos. Hacemos un churro grueso y lo cortamos para las almenas. Se les pone un palillo de dientes y un poco de agua para que se peguen.
Hacemos en papel el molde de la puerta, extendemos con el rodillo el fondant y cortamos la forma con un cuchillo espolvoreado con Maizena para que no se nos pegue. Dibujamos con la punta las vetas de la madera.
En fondant negro, siguiendo el mismo procedimiento, hacemos los herrajes.
Los pegamos a la puerta poniéndoles un poco de agua con un pincel. Hacemos unas piedras pequeñas y las pegamos alrededor.
Para hacer el escudo se procede de la misma forma. Se hace un molde en papel y vamos cortando el fondant y pegándolo con un pincel con agua.
Yo prefiero poner los muñecos de plástico, porque a los peques les gusta quedárselos.
Esta es una tarta para disfrutar, tanto haciéndola, donde los peques pueden ayudar a modelar, como cuando ya está hecha, pues a ellos les encanta pasear los dragones por el prado, que se coman las flores, que suban a la torre, etc. Merece la pena ver sus caras cuando ya está terminada y merece la pena verlos jugar en ella, por lo que es mejor que la tengan unas horas antes de soplar las velas.
